Aclaración preliminar
Primeramente hay que aclarar que la palabra “libertario” es un sinónimo absoluto de “anarquista” y que por lo tanto son dos maneras de referirse a lo mismo. Libertario no quiere decir “simpatizante pero no practicante de las ideas anarquistas”. Simplemente es una forma más poética de referirse al anarquismo haciendo referencia a la libertad, su máxima aspiración.
Víctimas de la propaganda y el engaño
Ser joven quiere decir experimentar, tener inquietudes, conocer, dejarse atraer por propuestas nuevas. Durante la juventud además construimos nuestra personalidad y formamos nuestra cosmovisión: formamos nuestra propia ideología.
El Estado y el capital utilizan el sistema de educativo y la publicidad para que los jóvenes nos adaptemos y asumamos con total sumisión la ideología del sistema: el autoritarismo y el consumismo.
Por otro lado, las organizaciones políticas y sindicales centran su propaganda sobre nosotros para que nos alistemos en sus filas. Algunas lo hacen de manera honesta y se limitan a proponer una manera de luchar coherente y del todo saludable, pero otros utilizan el engaño, la ambigüedad y la hipocresía para convertirnos en un títere más al que poder manipular en función de los intereses políticos del momento.
La CGT es un claro ejemplo de esta segunda categoría de organizaciones. Muchos jóvenes con inquietudes e interés por las ideas “libertarias” son víctimas del engaño sistematizado y planificado que utiliza esta organización para lograr sus intereses políticos.
La CGT utiliza los colores rojo y negro, la A circulada o eslóganes como “libertaria y solidaria” para atraer a los jóvenes con inquietudes anarquistas. No sólo utilizan una simbología anarquista sino que se declaran “Anarco”-sindicalistas y herederos de la CNT, la organización obrera que más lejos ha llegado con sus aspiraciones revolucionarias en el estado español a lo largo de la historia.
Os preguntaréis, ¿y cual es el problema? ¿Que pasa? ¿Que no son anarquistas? ¿Que no son libertarios? ¿Que no son anarco-sindicalistas?
Pues, sencillamente, no. De ninguna forma. Y explicamos porqué.
El anarquismo: armonía entre el que y lo cómo.
El anarquismo es una filosofía política y social basada en la total oposición a cualquier forma de gobierno. Los anarquistas consideramos que la autoridad, el Estado, es innecesario y además nocivo para la sociedad puesto que genera desigualdades e injusticias: explotación, guerra, hambre, racismo, fascismo, sexismo. Es por eso que proponemos una organización social basada en la libertad del individuo, la libre asociación, la autonomía, la federación, la horizontalidad, la comunidad de intereses, la solidaridad y el apoyo mutuo.
Además una de las peculiaridades del anarquismo es la apuesta por la coherencia entre las finalidades que se persiguen y las tácticas que se utilizan. Podríamos decir que los anarquistas no comparten la idea de que “los fines justifican los medios”.
Es por eso, en el esfuerzo para mantener la coherencia, que los anarquistas se oponen a las elecciones, a las subvenciones, y a la participación en las instituciones del estado. Cómo que queremos una sociedad basada en las asambleas y en la libertad, sin parlamentos, sin elecciones, no podemos utilizar las elecciones y el parlamento para aplicar nuestras propuestas revolucionarías desde el poder. Cómo que queremos acabar con el estado no podemos depender de él y renunciamos a cualquier subvención para mantener nuestra autonomía.
El contexto: los pactos de la Moncloa de 1977
En la transición española la burguesía que había apoyado el dictador Franco durante cuatro décadas consideró que sería favorable para sus intereses adaptar el regimen fascista a los estándares democráticos del resto de países de Europa. Uno de los primeros pasos en la reconstrucción democrática fue la legalización de los partidos y sindicatos históricos (PSOE, PCE, UGT, CNT…) y la celebración de elecciones al parlamento el 1977. Aún así el país vivía bajo la constante amenaza del ejercido claramente franquista. En este contexto de convulsión social se experimentó una fuerte movilización de la clase trabajadora protagonizada por organizaciones como CCOO, CNT o UGT.
Una vez formado el primer parlamento de la democracia después de las elecciones de junio del 1977, los principales partidos políticos, la patronal y el sindicato CCOO en principio y después también la UGT firmaron los llamados Pactos de la Moncloa. En este pactos se establecía el reparto del poder y cual era el papel que cada sector de la sociedad tendría que tener en la sociedad democrática que se pretendía construir. Estos pactos constituyen la base de la constitución actual y además suponen el fin de la movilización obrera del momento.
Los partidos políticos utilizaron sus ramas sindicales (el PSOE la UGT, el PCE las CCOO…) para colocar en el parlamento a sus dirigentes, y una vez hecho el reparto de poder decretaron la “paz social” es decir la no confrontación directa entre la clase trabajadora y la patronal sino la negociación y el pacto entre “los agentes sociales”.
Los sindicados firmantes de los pactos de la Moncola, en el intento exitoso de desmovilizar la clase trabajadora, acordaron con las fuerzas políticas y la patronal un modelo sindical basado en la representatividad, en las elecciones sindicales y las subvenciones estatales que se definió en la “Ley orgánica de libertad sindical”.
Elecciones sindicales, comités de empresa y subvenciones estatales.
El modelo sindical oficial que deriva de los Pactos de la Moncloa está basado en la representatividad y consiste básicamente al trasladar el sistema parlamentario de partidos-elecciones-gobierno a las empresas con el esquema sindicados-elecciones-comités.
En una misma empresa pueden haber trabajadores afiliados a varios sindicatos puesto que cada cual elige su sindicato en función de sus preferencias prácticas o ideológicas. El problema pues está en que cada sindicato sólo tendría que representar a sus afiliados pero para negociar y firmar convenios con la empresa que afecten a todos los trabajadores tiene que existir algún representante del conjunto de todos los trabajadores. Lo más lógico seria que todos los trabajadores de la empresa se reunieran en asamblea para acordar cuáles son las condiciones que la plantilla puede aceptar y cuáles no y por lo tanto que sólo los trabajadores se representaran a sí mismos de forma horizontal.
La realidad es por desgracia otra. Del mismo modo que en el estado hay partidos políticos que presentan candidatos para que en unas elecciones el pueblo escoja sus representantes (el parlamento), en las empresas también existen elecciones.
Cada sindicato presenta una lista electoral, hace su campaña electoral. Y los trabajadores votan la lista que más les gusta o la que menos asco da. Los ganadores de las elecciones serán los representantes legítimos de los trabajadores y podrán decidir en nombre suyo durante cuatro años, sin tener en cuenta su opinión. Este conjunto de representantes electos de los trabajadores se denomina comité de empresa y a las elecciones se las denomina elecciones sindicales.
Los sindicatos más votados y con dirigentes en los comités de empresa, igual que los partidos del parlamento, reciben una subvención estatal en función del número de representantes electos en el total de las empresas del estado.
En resumen:
Estado
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Empresa
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Partidos políticos
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Sindicatos de representación
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Elecciones políticas
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Elecciones sindicales
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Parlamento:
Representantes dels ciudadanos
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Comité de empresa:
Representantes de los trabajadores
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Subvenciones en función de los votos
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Subvenciones en función de los votos
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El Anarcosindicalismo
“Entendemos el anarcosindicalismo como la síntesis de la teoría y la práctica del anarquismo actuando sobre y en todo tipo de asociacionismo obrero que confluye en un sindicato. Se trata en rigor de una síntesis del anarquismo y el sindicalismo revolucionario para impulsar el cambio de la sociedad actual desde el mundo del trabajo.”
Así es como la CNT, la única organización anarcosindicalista en el estado español, define esta forma tan particular de sindicalismo.
Los anarcosindicalistas promueven la organización de la clase trabajadora en defensa de sus intereses económicos en base a los principios, tácticas y finalidades del anarquismo. Es decir, promueven la unión de los trabajadores y los proletarios en general en sindicatos. Sin renunciar a las finalidades anarquistas, la autogestión de la economía en una sociedad comunista libertaria, los anarco-sindicados también luchan por la defensa de los intereses cotidianos de la clase trabajadora: contra los despidos, contra las reformas laborales que empeoran las condiciones de trabajo, contra la subida del precio del transporte, contra la desaparición de la sanidad gratuita y universal, por la reducción de la jornada laboral, contra el aumento de la edad de jubilación…
Los anarco-sindicalistas consideran que el sindicato es en realidad una escuela revolucionaria, donde los trabajadores, luchando por lo cotidiano aprenden a funcionar de manera asamblearia construyendo en la sociedad actual ejemplos concretos del tipo de organización horizontal y federalista que el anarquismo propone para la sociedad futura. En esta lucha diaria, llevando a la práctica los principios anarquistas con coherencia, utilizando la táctica de la acción directa, los trabajadores toman conciencia de su potencial revolucionario y se preparan para la huelga general revolucionaria, que es la expresión máxima de la toma de conciencia del pueblo trabajador sobre su papel de explotado y de único generador de la riqueza que acumula el capital.
Cómo hemos, dicho el anarcosindicalismo, en cuanto a los principios, tácticas y finalidades no constituye una innovación respeto el anarquismo y por lo tanto no hay que considerarlo como una cosa separada de la lucha anarquista más específicamente ideológica contra todo tipo de autoridad.
Así pues las organizaciones anarcosindicalistes, son organizaciones de la clase trabajadora que luchan en base a la horizontalidad y el asamblearismo, el federalismo, la autogestión, la independencia de los poderes políticos y del estado, la solidaridad, la acción y la confrontación directa entre explotados y explotadores sin representantes electos…
5º congreso de la CNT: el anarcosindicalismo contra las elecciones, las subvenciones y los comités de empresa.
En el contexto de la transición y de los pactos de la Moncloa, la CNT, recientemente legalizada y reorganizada públicamente celebró su 5º congreso en el que la organización tenía que decidir cuál sería su estrategia a seguir ante el nuevo modelo sindical oficial que las otras organizaciones sindicales habían acordado con el poder político y patronal.
Este congreso empezó ratificando los principios, tácticas y finalidades anarquistas y seguidamente se trató cuál sería la posición de la CNT ante las elecciones sindicales, los comités de empresa y las subvenciones estatales.
En consecuencia con los principios anarquistas que se habían ratificado al inicio del congreso se decidió que el anarcosindicalismo se mantenía coherente y por lo tanto había que negarse a participar en comités de empresa, que había que boicotear las elecciones sindicales y que se renunciaría a las subvenciones.
La decisión era coherente y no podía ser otra.
Los comités de empresa y las elecciones sindicales reproducen el sistema parlamentario y jerárquico. La participación en comités de empresa es contraria al principios de horizontalidad puesto que los miembros del comité tienen el poder de decidir en nombre de todos los trabajadores y por lo tanto son una autoridad, una jerarquía. Además las elecciones y el sistema de representación desmovilizan los trabajadores puesto que es mucho más sencillo votar cada cuatro años a aquellos que se ocuparán de tus derechos que no participar constantemente en asambleas donde día a día tienes que contibuir a la causa colectiva.
Las subvenciones son una herramienta de control que garantiza al estado la sumisión absoluta de los sindicatos subvencionados. Si una organización depende del dinero que le paga el estado, esta nunca será capaz de enfrentarse. El estado en el momento de sentirse amenazado por un sindicato subvencionado sólo tiene que retirar la subvención y el sindicato se desorganiza por carencia de medios económicos. Además y con palabras más sencillas: “ningún perro muerde la mano que lo alimenta.”
Además el congreso se reafirmó en el rechazo al sindicalismo profesional. Es decir, se volvió a acordar que en los sindicatos no podía haber gente contratada y a sueldo para defender los derechos de los trabajadores puesto que los liberados sindicales viven de la gestión de los conflictos entre el trabajadores y el capital y tienen sus propios intereses que pueden ser contrarios a los de los trabajadores que “defienden”. De hecho esta es una idea que ya vendía de la 1ª internacional en el siglo XIX que proclamaba: “La emancipación de los trabajadores será obra de ellos mismos o no será”.
La CGT: adiós al anarcosindicalismo
En este 5º congreso de la CNT se evidenció una división interna protagonizada por una serie de sindicatos de la misma CNT que no aceptaron la decisión de oponerse a los comités, a las elecciones, las subvenciones y los profesionales del sindicalismo.
Unos cuántos sindicatos de la confederación decidieron libremente abandonar la CNT y crear un proyecto nuevo que denominaron CNT-Renovada, CNT del V congreso o finalmente CGT.
Una minoría de sindicatos y afiliados del a CNT que se posicionaron a favor del modelo sindical oficial pactado, crearon una nueva organización que se adaptó a este modelo. El problema fue que al marchar de la CNT, no reconocieron nunca que en realidad ya no formaban parte de aquella organización ni del anarcosindicalismo. Al contrario, a pesar de cobrar subvenciones y presentarse a elecciones, siguieron utilizando las siglas CNT, y reclamándose herederos de esta organización y de toda su historia y simbología.
Esta CNT ilegítima, se conoció en un principio con el nombre de CNT-Renovada, puesto que sus impulsores creían que la CNT legítima, la de toda la vida, se tenía que “renovar” y adaptar su ideología anarquista a la realidad del momento. Es curioso como la “renovación” en realidad era una renuncia al anarcosindicalismo y una apuesta por un sindicalismo a palo seco.
Con el tiempo la CNT puso una demanda judicial a la CNT-Renovada por la utilización de las siglas y un juez decretó que la CNT-Renovada tenía que dejarse de llamarse CNT. Es a partir de este momento cuando la CNT-Renovada se empieza a llamarse CGT. Este es el origen de la CGT que conocemos hoy en día.
La misma CGT, todavía ahora dice públicamente:
“Somos, la CGT, una organización de muchos años pero con un nombre todavía muy reciente. Pleitos de familia y decisiones judiciales nos privaron un día, allá por abril de 1989, de nuestras originales siglas, las de la CNT, aunque las sigamos llevando en el corazón y sigamos tratando de merecerlas con nuestra actuación y de colocarlas en el lugar que exigen los tiempos que vivimos.
Herederos por voluntad de una historia, no por ello pensamos que ésta haya de ser intocable. Todo lo contrario, se apolillaría si no tratáramos cada día de extraer de ella lo mejor y de adaptarla a lo que demanda la sociedad actual.”
Para la CGT, la adaptación del anarquismo al siglo XXI en realidad es una apuesta por todo aquello que el anarquismo ha atacado siempre: las jerarquías y la acción política.
El argumento que la CGT utilizar para argumentar la aceptación del comités de empresa por parte de los anarquistas son los mismos argumentos que el marxismo ha utilizado siempre para defender la participación en política, en las elecciones y en los parlamentos: Si estamos fuera no podemos actuar. Desde dentro podemos cambiar las cosas. Tenemos que entrar al parlamento (al comité) para vaciarlo de contenido y utilizar nuestro poder en beneficio de los trabajadores.
Palabras finales
No señores de la CGT, esto no es renovarse ni adaptarse, esto se dejar de creer en las propias convicciones. Nuestra convicción es la acción directa y autogestionada. Es una convicción legítima, tan legítima como la vuestra. Nosotros hemos asumido el riesgo de poder estar equivocados, pero el compromiso de luchar por que esta convicción revolucionaria sea compartida por aquellos que nos rodean. En base al ejemplo y la coherencia nos esforzamos para ser un referente de honestidad e integridad que tiene que atraer irremediablemente a los compañeros y las compañeras más criticas, a aquellas personalidad irreducibles y no manipulables a base de ambigüedades y estética “libertaria”.
Grupo Anarquista “El *Albada Social”
Federación Ibérica de Juventudes Libertarias