Panfleto contra los “Hogares sociales” neonazis y la caridad

Estamos moviendo por la zona de Chamberí-Centro el siguiente panfleto en contra del fascismo, de su asentamiento en los barrios, en este caso, a través del Hogar Social el cual ha reaparecido con una nueva ocupación, y del asistencialismo y la caridad, en cualquiera de sus formas.

Te animamos a imprimirlo también y  a que lo difundas entre lxs tuyxs, en tu barrio, centro de estudios, de trabajo, etc… (enlace para imprimir abajo)

CUANDO “SOLIDARIDAD” SE TRANSFORMA EN UNA PALABRA VACÍA

Reflexiones sobre los “Hogares Sociales” neonazis y la caridad

En los últimos tiempos hemos podido ver cómo grupúsculos neonazis exhiben “solidaridad” y ayuda a los necesitados a través de comedores, repartos de comida y otros tipos de ayuda -siempre que seas español-. En pleno barrio de Chamberí abrió sus puertas un centro neonazi que recibía el nombre de “Hogar Social Madrid Ramiro Ledesma” y tras su desalojo, nuevamente abrió sus puertas en los límites del mismo barrio, en el antiguo edificio del Fórum Filatélico cerca del metro de Gregorio Marañón. Este Hogar realiza repartos de comida y otorga techo solo y exclusivamente para españoles, además de servir de plataforma política para extender las ideas teóricas y prácticas del fascismo: racismo, sexismo, nacionalismo y, en resumen, todas aquellas ideas autoritarias con las que oprimir a la humanidad. Los grupos de extrema derecha que están detrás de esta iniciativa, como el Movimiento Social Republicano (MSR), -que cuenta con la fuerte oposición de las vecinas del barrio-, son conocedores de la capacidad de impacto mediático que su engaño causa. Los mismos neonazis que apalean inmigrantes, homosexuales o activistas políticos, actuando como un brazo más del aparato represivo del Estado y su democracia, nos vienen a hablar de “solidaridad”. Nada nuevo: fascismo y democracia operan de forma conjunta bajo distintas fórmulas y caretas contra las oprimidas y explotadas y contra aquellas que se rebelan contra este sistema.

Pero aparte de denunciar lo que se encuentra tras estos proyectos neonazis, cabría cuestionarse el simple hecho de erigirse come les salvadores de les explotades consiguiéndoles comida como una muestra más de autoritarismo que se esconde tras el velo de la solidaridad. Bajo esta capa de palabras bonitas se encuentra la realidad de los grupos privilegiados dando una pequeña muestra de sus privilegios a las oprimidas y oprimidos, perpetuando así su posición. A su vez, esta práctica de caridad, no es más que una búsqueda del autocomplacimiento a quien da, sirviendo de este modo para quitarse cierto peso de culpabilidad para nuevamente seguir viviendo la misma vida, y por supuesto, disfrutando de los privilegios que son la fuente de dichas desigualdades. Esto es de todo menos solidaridad. Así, se crea una dependencia entre los que no tienen nada y aquellos que si tienen, ya que los primeros necesitan de la caridad de los segundos para subsistir, quitándoles toda forma de autonomía y capacidad para organizarse según sus propios intereses y luchar a través de la autoorganización y la acción directa –la acción conjunta de los explotados y explotadas sin delegar en nadie, encontrando soluciones comunes a problemáticas comunes-. Un ejemplo práctico de esto último sería la okupación. La idea es sencilla: no tienes que esperar a que el Estado, ong´s, nazis, o que cualquiera te de un sitio donde dormir cuando estás en la calle. Hay muchas viviendas vacías, y la okupación de las mismas es una posibilidad que muchas y muchos ya han puesto en práctica. En el tema de la comida, hay muchos supermercados donde robar, y muchas sobras que deja la gente en restaurantes. La sociedad ha creado bienes suficientes para satisfacer las necesidades de todos y todas, el problema es que estos son utilizados por el capitalismo y las clases poseedoras para especular.

Cuando una serie de personas empieza a repartir comida, se erigen como una institución que media entre la comida y las personas que la necesitan, creando así una especie de estado y unas clases: las que reparten, y las que piden. Estas repeticiones del orden social vigente en la vida cotidiana sólo puede hacer más daño a la larga y poner parches bonitos con la palabra “solidaridad” encima. Pero al quitar el parche vemos todo lo que hemos escrito antes, que se aleja completamente de la solidaridad. La solidaridad no es la ayuda viniendo desde arriba y la creación de una falsa necesidad de autoridad abajo, sino el apoyo mutuo entre iguales, entendiendo los bienes materiales como algo colectivo. Pero las luchas deben partir y ser dirigidas por los propios implicados, evitando la creación de dinámicas delegacionistas y autoritarias.

Con este texto queremos decir que rechazamos todo tipo de asistencialismo (como los repartos de alimentos), venga de quien venga. Les nazis siempre se han autoerigido como salvadores y han promovido este tipo de prácticas, y lo que queremos es que no se caiga en el error de criticar sólo su racismo y nacionalismo, sino también todo el autoritarismo que hay en un reparto de comida. Si realmente quieres hacer algo por la igualdad social y económica renuncia a tus privilegios y organízate y lucha, no repartas comida.

¡Ni un respiro al fascismo!

¡Contra el asistencialismo y la autoridad!

¡Autogestión, acción directa y apoyo mutuo!

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