El pasado mes de diciembre de 2015 se celebró en Zaragoza el XI Congreso de la Confederación Nacional del Trabajo. Desde Juventudes Libertarias de Madrid redactamos una salutación que enviamos al Sindicato para que fuese leída en el Congreso. Sin embargo, a pesar de que otras salutaciones de otras organizaciones sí fueron leídas, la nuestra no pudo sortear la censura y las trabas burocráticas y, definitivamente, no fue leída. Es por ello que hemos tomado la decisión de hacer pública tal salutación para dar así también a conocer nuestra postura respecto a al estado actual de la CNT.
Nos censuraron la salutación en el transcurso del Congreso (lo cual confirma muchas de las cosas que afirmamos en la misma), y ahora la hacemos pública.
Saludos
Ante el inminente congreso de la CNT, las JJLL de Madrid no querían dejar pasar la ocasión para denunciar la situación actual que se vive en la organización. Antes de entrar a analizar los grandes y numerosos males que afectan a la organización (ante la más que posible crítica fácil de que no sabemos de lo que hablamos), nos gustaría aclarar que varios miembros de JJLL- Madrid también son afiliadas y militantes de la CNT, y lo han sido durante varios años. Las militantes de JJLL-Madrid han apoyado los conflictos de la FL de Madrid, su acción social, han distribuido su propaganda llevándola a barrios en los que no tenía presencia, etc… En definitiva, nuestra organización lleva años partiéndose la cara por la CNT. Sin embargo, esta colaboración no ha sido unidireccional. Varios sindicatos de toda la península han apoyado a nuestra propia federación en lo amplio y a JJLL-Madrid en lo concreto. Es una pena que la gran mayoría de estos sindicatos o han sido desfederados en purgas ideológicas que recuerdan a las acontecidas en la URSS a finales de los años treinta del siglo pasado, o han abandonado la CNT por su propio pie.
Desde el inicio del anarquismo como movimiento político y social, las anarquistas han buscado organizarse y funcionar en torno a sus principios básicos, conscientes de que para construir el mundo que queremos, es necesario poner en práctica estos principios desde el minuto uno. Esto no es una opción, como parecen creer muchos hoy en día, pues la complejidad del cambio que queremos lograr y la abismal diferencia entre nuestro mundo y el suyo, imponen como una necesidad la aplicación de los principios sin fisuras ni medias tintas. Esta necesidad parte de dos premisas básicas: que al haber nacido y ser partícipes de este mundo autoritario, todas nos encontramos infectadas de sus prácticas y sus derivas, y en nuestro mundo ambas cosas no tienen cabida y hay que eliminarlas de raíz a través de la práctica cotidiana; y que al aceptar las estructuras y métodos autoritarios que nos ofrece el sistema como una herramienta válida para intentar destruirlo es lo más parecido que podemos hacer a cavar nuestra propia tumba.
La Confederación, como organización anarquista, se debería organizar en torno a una serie de principios básicos como son la acción directa, la horizontalidad, la autogestión, el apoyo muto y el federalismo. Nos duele ver cómo esos principios se han empezado a interpretar como algo laxo, calificándolos incluso como dogmas, para llegar a ser abandonados completamente en la práctica hoy en día. Estos principios no son opcionales para las anarquistas, pues son lo que nos definen como tal; abandonarlos supone renunciar a cualquier posibilidad de victoria (como se ha explicado anteriormente).
Para entrar en lo concreto, comenzaremos hablando del sistema de toma de decisiones de la CNT. En la CNT los acuerdos entre sindicatos se toman a través de votos. Estos votos se compran con la cotización que cada sindicato puede hacer a su regional en función de su numero de afiliados. Esto se traduce en reuniones regionales que no son más que un paripé, en las que los sindicatos grandes imponen su voluntad a los sindicatos más pequeños. Solo se tiene en cuenta la cantidad de dinero que se puede aportar, y se obvia que el tener más afiliados no quiere decir nada. Lo que realmente cuenta es la militancia diaria, la capacidad para transmitir las ideas anarquistas, la capacidad para llevarlas a la calle y hacer de ellas algo cotidiano. Muchas veces, estos sindicatos pequeños tienen más capacidad para llevar esto ultimo a cabo, que aquellos sindicatos con un gran número de afiliados fantasmas que muchas veces funcionan como organismos de gestión laboral.
Otro problema que deriva de estos sindicatos grandes con gran número de votos sostenidos por afiliados-cotizadores, es que muchas veces se encuentran tomados por los comités, que se erigen como vanguardia a la hora de tomar las decisiones. Se han dado casos incluso en que estos mismos comités limitan el acceso de las militantes a la normativa orgánica, consiguiendo de esta manera desinformarlas y monopolizar la toma de decisiones. Parece que se ha olvidado que los comités no son más que órganos de gestión de los acuerdos que han sido tomados por la asamblea, único órgano decisorio legítimo. También existen casos en los que los sindicatos compran más votos de los que realmente corresponden a su numero de afiliados. Esto ha sido denunciado por otros sindicatos, que, casualidades de la vida, han acabado expulsados de la Confederación.
No nos vale el argumento de que la CNT desde siempre ha funcionado así. Que siempre ha habido sindicatos con más peso que otros. No ser capaces de ser críticos con el pasado de nuestra organización no es más que aceptar otra forma de autoridad. El anarquismo, respetando siempre sus principios básicos, debe revisarse continuamente, pues sus propias características hacen que se cuestione todo. Aceptar que en el pasado la CNT hacia todo bien es absurdo y antianaquista. De la CNT de principios del siglo XX debemos quedarnos con muchos aciertos y también con muchos errores.
Toda esta situación se ve potenciada por la normativa orgánica aprobada en el X Congreso, que fue un paso más allá a la hora de convertir la toma de decisiones en la CNT en algo vertical. Se alega que hay que adaptarse a los tiempos que corren, en los que la destrucción de las conquistas de la clase trabajadora avanza a pasos agigantados. La toma de decisiones horizontal se ha convertido en un lastre, algo a evitar. Se ha obviado el debate, la puesta en común de posiciones distintas y la búsqueda del consenso, pues todo se impone a través de los votos. Nuestra toma de decisiones es más lenta, pero esto no debe avergonzarnos, sino todo lo contrario. Debemos enorgullecernos de que reflexionamos, debatimos, escuchamos las diferentes posturas. Debemos reivindicar nuestra forma de toma de decisiones con la cabeza bien alta. Tardamos más en decidir, pero decidimos mejor. Sin embargo, nuestros queridos comités no entienden eso. Como vanguardia que son, imponen decisiones sobre el resto de las militantes, pues o no hay tiempo para que participemos en la toma de decisiones como nos corresponde (y se supone que es nuestro objetivo final, ser capaces de decidir sobre nuestras vidas) o tal vez seamos demasiado tontas y no nos parezca bien la gran iluminación que proponen nuestros amados líderes. En otras ocasiones utilizan sus cargos para proponer, siguiendo un funcionamiento más propio del centralismo democrático que del federalismo libertario.
Mención aparte merece el tema de la corrupción moral y práctica de los individuos que componen esos comités. Años y años en los que no se presentan cuentas, descuadres de cantidades astronómicas de dinero, conceptos absurdos y vagos para justificar gastos, despilfarro, etc… Vemos cómo lo que debería de ser una de las herramientas claves para la liberación de las oprimidas se ha convertido en el chiringo de unas pocas, del cual extraer beneficios económicos. Todos los vicios de cualquier sistema autoritario se reproducen de manera explicita en nuestras filas a menos escala, fruto de una constante desideologización. Esta desidelogización se hace palpable en la línea editorial que seguía el periódico CNT durante la gestión del anterior equipo, en el que se daba espacio a organizaciones socialdemócratas que deberían resultar vomitivas para cualquier estomago mínimamente anarquista, y en el que silenciaba a sindicatos por su linea ideológica o se les relegaba a secciones que por su propia naturaleza suscitaban poco interés. Más sangrante aún es la colaboración directa con este tipo de organizaciones ciudadanistas y socialdemócratas, existiendo varios casos de sindicatos con aspirantes a políticas entre sus afiliadas.
También es necesario hablar del Gabinete Técnico Confederal, otro paso más en la perdida de la aplicación de los principios y en la profesionalización del sindicalismo (algo a lo que nos deberíamos oponer frontalmente, pues son las propias trabajadoras organizadas de forma horizontal las únicas que tienen capacidad para defender sus propios intereses). Este Gabinete consiste en un grupo de abogados a sueldo de la CNT que depende del Secretariado Permanente Confederal. En la práctica, esto se traduce en liberados sindicales, y personifican todas las críticas que desde un punto de vista anarquista se le pueden hacer a los liberados, siendo la principal la existencia de unos intereses opuestos a los nuestros. Han llegado a negarse a llevar casos porque no les interesan por su repercusión mediática.
Por último, nos gustaría hablar de cómo se está intentando trasladar el modelo de toma de decisiones de la CNT a la AIT. Continuamente se lanzan propuestas para aumentar el número de afiliados necesarios para constituir una sección, o que el número de votos depende de esto, intentado de esta manera silenciar a todas las secciones más pequeñas y dejar la toma de decisiones en manos de 2 ó 3 secciones que casualmente siguen la misma línea ideológica reformista. El continuo boicot a la AIT por parte del Secretariado Permanente Confederal (lo último, dejar de pagar la cuota a la AIT) responde a una estrategia bien definida, digna de cualquier político.
Desde JJLL-Madrid nos preocupa mucho la deriva que está tomando actualmente la CNT. Esta ha sido durante toda su existencia una de las referencias del anarquismo organizado, tanto a nivel nacional como internacional. Es triste pensar en que cualquier persona que entre en contacto con las ideas anarquistas y quiera empezar a organizarse para aplicarlas de manera práctica en la CNT, se vaya a encontrar con el panorama descrito anteriormente. Se encontrará con corrupción, censura ideológica, vanguardismo, toma de decisiones vertical, etc… De esta manera difícilmente se podrá construir un movimiento fuerte capaz de cambiar el mundo en el que vivimos.
Nos gustaría, como despedida, lanzar un saludo fraternal y solidario a todos aquellos sindicatos que le plantan cara a la deriva actual de la CNT, que intentan que ésta sea la verdadera herramienta de emancipación social de las oprimidas. Desde aquí les ofrecemos todo nuestro apoyo. También nos gustaría recordar a todos aquellos sindicatos que han sido expulsados de la Confederación o se han marchado por su propio pie, y que intentan crear una verdadera alternativa anarcosindicalista.
Sin nada más que añadir,
Juventudes Libertarias de Madrid.